Nuestros ancestros en cuanto le sobraba un pesito lo ahorraban, luego analizaban sus posibilidades de invertir ese dinero, la nueva tendencia es gastar y endeudarse, como por ejemplo con la cuota fija. La posibilidad de adquirir bienes financiados hizo que buena parte de la sociedad acceda a productos que antes estaban más vinculados al consumo típico de un peldaño más alto de la pirámide de ingresos. Esto aumento la sensación de inclusión. La tendencia de apostar al efecto licuación, esto es, diferir el pago de un bien en el tiempo para que dichas cuotas se vayan erosionando en manos de la inflación y de las subas salariales, también produjo alteraciones en los hábitos de compra. "A la gente no le preocupa tanto cuánto le pesa la cuota del LCD en su sueldo”. Su expectativa es que los aumentos de sus ingresos le vayan licuando esa deuda. Pero, sobre todo, sabe que una alta inflación implica que el día de mañana va a consumir menos, entonces trata hacerlo hoy. Buena parte de los asalariados ha podido acceder a todo tipo de productos -desde electrodomésticos hasta automóviles-que, sin estos planes, hubiesen quedado lejos de su alcance. "Un súper LCD, el último modelo de celular o un buen equipo de audio”, ya no son privativos de una determinada clase social. Quienes hace varios años se definían como clase media tenían otras aspiraciones. Lo primero a lo que querían acceder era el techo propio o apuntar a una mejor vivienda, pero dada la imposibilidad de acceder a créditos hipotecarios, se da esta tendencia de endeudamiento buscando la confortabilidad.
Franco L. Marin Ochoa
Martillero Público y Corredor Inmobiliario
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